A un artista que crece

“Ese árbol que hoy llena tus brazos
Ha nacido de un germen ínfimo”

(LXIV, Tao Te king)

Un hombre está creciendo…
proceso silencioso de erosiones y azares.

Crece su sombra… una flor negra y abierta
que rezuma recuerdos largos y leñosos.

Crecen sus ojos… paseantes inquietos
que van y vienen de la profundidad del cielo
a la cocina.

Y crece su alma tanto…
que se queda vacía
(y él nunca había sido tan hermoso)

También le crezco yo por dentro
y dibuja mi espalda
con manos poderosas y pinceles antiguos…
y la extiende en un lienzo
y luego...la contempla
herida por la luz.

Un hombre está creciendo…
Y justo ahora es un río
que no podrá extinguirse nunca.
Ya nadie sabe de la vitalidad que alimenta
cada hoja y cada muerte dorada del Otoño…
Y la tragedia que yace en cada instante
de una transformación,
será siempre un secreto

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Danzar...

“Estamos condenados a ser menos flexibles que la luz.
Cómo creer en el amor entonces…” (Aurora Luque)

Abre ya las manos

y enséñame esa danza silenciosa

que te baila la lluvia

(cuando canta sus sones)

sobre tu cabeza.

Ya no importa

la tarde derramada

sobre el suelo dormido.

Ya no importa la noche disfrazada de túnel,
de rojo,

de búho,
de milano...

Tan solo sé de estos pies

que siguen empeñados

en caminar a ciegas,

en trazar espirales…

con sus antiguos pasos.

Abre ya las manos
y enséñame esa danza silenciosa
que hace volar
a las viejas raíces.
Y que convierte en océanos
los infinitos dedos de los sauces.

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