Sunday, May 25, 2008

Laberinto

"Mujer jóven en la playa. La solitaria" 1896, Edward Münch
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“…la extrañeza: ese espacio pequeño
en el que se deportan las imágenes
a otras lejanías…” (Chantal Maillard)


LABERINTO




Ya hemos vuelto…
¡Ya hemos vuelto! hemos venido
a destapar nuestra ausencia dormida
entre el polvo de las cosas y la luz.

Hemos mirado atrás y hemos buscado
la ruptura del instante,
el motivo del cambio de sonido
(y de color también).

Ahora trazamos torpes círculos
con nuestros pasos de plomo
sobre la inmensidad de los recuerdos.
Y todo se resbala hacia la incógnita.

Nos asimos al fuego.
A la llama más ancha.
No queremos arder
pero es imprescindible evocar el dolor
en nuestro intento estéril de regreso.

Ya hemos vuelto…
¡Ya hemos vuelto! Quizás no nos importe perecer
Porque “volver” sea un verbo imposible.


¡Quizás...!


Amamos la retórica de esa intención tan vana
de “volver”, la fantasía de encontrar la fractura
en donde estaba. De reparar la vieja brecha.
De taponar aquella antigua sangre
que no pudimos ver (que no quisimos ver).

Ya hemos vuelto… Pero eso nada importa
Por que ya se ha ido todo, antes de este regreso.
Absurdo ¿no?
Tan sólo sale la vida a recibirnos… y ésta…
no reconoce la piel de nuestras manos.
Es “otra” vida incapaz de entender lo que pasó…
Lo que no pasó.


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