sobre un acantilado.
(pues ya serás, irremediablemente arena)
Sé que tendrás arrebujado tu dolor por las esquinas
de una casa cualquiera.
Será muy fácil escuchar tu silencio
desfilando por las calles cerradas
de esta ciudad informe e infinita.
Te encontraré posado en el misterio
de una tarde marzo…
Y las palabras de los zumbones grillos,
me llenarán el alma de dolor.
Te encontraré… lo sé.
Y aunque ya nada en mí te busque…
algo en el tiempo habrá de retorcerse,
se volverá la vida del revés,
o caerán las estrellas al fondo de los mares
(en doloroso suicidio horizontal)
Algo quebrantará la rectitud del horizonte
Y yo… desde mi inclaudicable oscuridad...
Te encontraré.