Tuesday, April 29, 2008

Ojalá el Viento...


("La Caricia" de Giovanni Marrozzini)



Ojalá que el simple viento nos ayudara a crecer...
Ojalá que ese remolino de azar y desconcierto, nos plantase en el alma la semilla de una persona nueva... De un fulano que nunca perdió trenes, que no contrajo deudas impagables, que tuvo derecho a soñar, que no coleccionó sus cicatrices a lo largo del pecho. Que pudo sonreír con el alma extendida. Sin dolor.
Ojalá que el viento nos sirviera para hacernos ligeros (como pétalos de una rama cualquiera), para hacernos volar sobre las sombras feroces de los invernaderos. Que nos posase, quizás, en el alfeizar de distantes ventanas imposibles, desde donde mirar el ojo del tiempo, en la distancia.

Ojalá que el viento nos lamiese la cara con su lengua de luz y nos dejase escondidos en la niebla, como a simples cachorros de cualquier animal inocente y feliz.

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Tuesday, April 22, 2008

Los Pasos y los Ritos



Hay un amor ...
que hace sangrar la luz de las estrellas
y coloca los horizontes del revés.


Alguien ha muerto (puede que haya ocurrido)
gritando de dolor y de belleza
(sé que lo bello puede también matarnos)


También hay ocasiones...
en que todo se muere sin gritar
y en ese caso, es el mismo silencio
lo que duele, lo que mata una parte de nosotros
(y de la algarabía
de la mañana del domingo en las aceras)
Aunque ya estemos muertos...


Hay un amor que instala nuestras almas
en un jardín oscuro
donde se pierde el mar
(se vierte en una cueva)
Y las gaviotas picotean nuestros pies
y no saben de vuelos ni de risas.


Hay un amor que no crece
y que tampoco hace crecer al viento
ni a las enredaderas de la noche.
Porque sólo se alimenta de esperanzas,
de mariposas... y de sed.
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Friday, April 11, 2008

Sobre la Alegría


A veces la alegría
es una manta vieja
que nos cubre de vida y nos calienta.
Y que huele igual
que los antiguos sueños
y que las nubes rojas del ocaso.

Es silenciosa y suave
como la oscuridad.
Pero está llena de latidos de palomas
que hacen arder tu corazón
y que iluminan tus hombros.

Por fin descubres en ella
cómo han de ser las voces
de los sauces
y de las mariposas.
Y aprendes a besar con el alma
y desde lejos
donde nadie ha besado.

A veces la alegría
se presenta de pronto
a merendar contigo.
Y te toca la cara
y se te cuela en el frío de las manos.
Y tu… sales corriendo
(como un loco feliz y emocionado)
Para abrir toda la luz de las ventanas.
Y saludas al Sol
como si fuera
un familiar cercano
que se instala en tu boca
para toda la
vida.