Tuesday, April 29, 2008

Ojalá el Viento...


("La Caricia" de Giovanni Marrozzini)



Ojalá que el simple viento nos ayudara a crecer...
Ojalá que ese remolino de azar y desconcierto, nos plantase en el alma la semilla de una persona nueva... De un fulano que nunca perdió trenes, que no contrajo deudas impagables, que tuvo derecho a soñar, que no coleccionó sus cicatrices a lo largo del pecho. Que pudo sonreír con el alma extendida. Sin dolor.
Ojalá que el viento nos sirviera para hacernos ligeros (como pétalos de una rama cualquiera), para hacernos volar sobre las sombras feroces de los invernaderos. Que nos posase, quizás, en el alfeizar de distantes ventanas imposibles, desde donde mirar el ojo del tiempo, en la distancia.

Ojalá que el viento nos lamiese la cara con su lengua de luz y nos dejase escondidos en la niebla, como a simples cachorros de cualquier animal inocente y feliz.

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8 comments:

Anonymous said...
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PIZARR said...

No se que decirte Amanda, por un lado sería perfecto poder hacer realidad un mundo en el que tus bellas palabras fueran posibles...

Pero por otro lado, quizás fuera menos emocionante ¿ no crees ?

Un saludo desde Bilbao

Anonymous said...

Preciosos textos. Lo único a lamentar es que no sean más frecuentes. Un beso.

Sangre said...

...Ojalá el viento, volviese cada atardecer cálido, como un viejo amigo, para susurrarnos cosas bonitas al oído...

Muy bello, como siempre querida amiga.
Un abrazo.
Carlos

Topacio said...

Muy bellos los deseos que expresas. Ojalá fuera lo cotidiano de cada día, pero por desgracia no suele ser así. Por sacar algo positivo te diré que algunos dolores ayudan a crecer, a hacernos más fuertes y solidarios, aunque ojalá no existieran porque las heridas tardan en cicatrizar.

Un beso y gracias por tu visita tan agradable.

@Igna-Nachodenoche said...

Ojalá Amanda fuese como nombras.
Desgraciadamente no es así.

Cavilando.

Besos.

Pilar said...

Ojalá y quizás, si lo hace sin darnos cuenta, aunque sea por breves segundos. El viento nos trasporta lejos, cerramos los ojos y somos capaces de transformarnos en una pequeña partícula y volar lejos, sintiendo que somos capaces de vencer distancias y tiempos. Lo malo es que, tarde o temprano, debemos volver al lugar que habitamos.

Un abrazo y mi aprecio para ti bonita
Pilar

Cristina García Desplat said...

Me encanta este poema. Es un alivio. Lo he leído varias veces en dias distintos y siempre me gusta. La imagen del cachorro es muy impactante.