Monday, December 15, 2014

POEMA DE INVIERNO



POEMA DE INVIERNO

Quién tejerá la luz ahora…
quién alzará sus manos hacia mí
como un murmullo de alas
y de soles dormidos.
Qué voz descolgará la noche
del techo de la casa
y vendrá a la cocina
a endulzarme el café.

Qué risa recorrerá el pasillo
hasta mi alcoba
salvándome del sueño…
despertando mi risa.
Qué calor indomable
me encenderá a su paso
el corazón.

Qué mano
se posará en los muebles,
y entrará en los cajones
desordenando los hilos del pasado
para tejer la vida.
Qué palabras
me abrirán la sonrisa del alma.

Qué haré con el silencio
que se ha instalado en mí.

Saturday, August 23, 2014

YA PASÓ




 YA PASÓ



En los arbustos murmura la soledad

(ella se filtra como un rayo de tiempo

que huyó hacia la raíz).



Yo sólo escucho el crepitar de este instante.

El pasado hay que intuirlo en el silencio.

Como ocurría con la mirada aquella…

tan triste, tan profunda, tan de nadie.

Como cuando ha cesado la tormenta

y el parque vuelve lentamente

a brillar limpio bajo la luz del sol.



El pasado hay que intuirlo en el silencio.

El pasado hay que intuirlo en el silencio.



Quizás cuando despiertes haya acabado todo…

Quizás… no hayas perdido nada.

En cualquier caso… cómo dormir así.

Con el silbido del miedo atravesado en la puerta.

Y la última esperanza ardiendo, consumida…

por mantener la lumbre de este invierno.



¿Qué quedará después para avivar las llamas?

¿Qué quedará después para vivir?



El páramo es amigo de este viento tan cruel.

Los terrones de arena, los matojos… se entregan sin sufrir

se dejan ir, se pierden sin que haya rastro alguno de dolor.

Pero tú languideces cuando te azota el aire.

Sólo tú desesperas por mantenerte asido.

¡No has aprendido nada del primitivo Tao!

Aun eres incapaz de caminar sin huellas.



Este azul impoluto que ha triunfado

en el cielo presente de la tarde

es simplemente bello, es un placer tangible

que no recuerda nada de la perversa tempestad

que asolaba tu vida hace sólo unas horas.

Deja que te caliente el sol gratuitamente ahora

sin que nadie pregunte cuándo habrá de marcharse.



Hoy… lo único hermoso de la antigua tormenta

es una voz de madre que acurruca tu alma:

“Ya pasó, ya pasó, ya pasó…”