Tuesday, August 31, 2010

EL NAUFRAGIO

Imagen de Javier Marchante
EL NAUFRAGIO

Cada objeto perece a su manera:
El látigo en los dientes de los perros,
la semilla en el fruto,
la serpiente enroscada en el árbol
(muerde su cascabel y se sonríe…).


El fuego nos arrasa con su rayo de luz
y se lo lleva todo
El agua sólo pasa…
luego desaparece también,
llamada al precipicio del silencio.

Pero nosotros…
nosotros no queremos morir
(aunque necesitemos estar muriendo siempre)
las garras de los dedos
aferradas al ovillo del tiempo
y las alas del alma tendiendo su torpeza
hacia la eternidad inútil del presente.

A veces, una constelación de rosas
nos enciende los rizos del deseo
y palpamos la vida.
Pero un cañón antiguo
sigue apuntando por dentro de la boca
a toda la belleza que miramos.

Ya te dije que ayer era sólo una parte,
una ola deshecha del océano…
Pero sigues buscando la estela de las cosas
y te dejas la piel en la alambrada
de lo que ya pasó.
Ahora crecer es solo un verbo
perezoso y salvaje,
que se alimenta de ti con ansia primitiva,
que se alimenta también de lo que no le diste.

Cada objeto perece a su manera:
Las letras se desprenden de los libros
en un gesto suicida y silencioso,
Los colores se apagan en sus lienzos
con una lentitud incalculable,
los relojes crepitan
al fondo de la tierra
con su ruido de pasos
de una guerra lejana.




2 comments:

Chajaira said...

Se fallace a cada instante como si no soportáramos la felicidad, si sobrevivimos nos suicidamos, se las letras nos alimentan, las asesinamos, así una y otra vez, porque todo vuelve al inicio aunque ya no estemos, no quede o no estén.

Un cordial saludo.

cuantocuento,castelo said...

Y en cambio, precisamos de la cercania de la muerte para sentirnos vivos, en nuestro constante renacer. Profundas (...y hermosas)letras. Un placer esta visita.
Saludos.