Hay golpes que te dejan un dibujo morado pudriéndote la carne... Los besos del odio. Son más fuertes que los del amor. Pero igualmente se curan con el paso del tiempo… Otros no se te quedan en el cuerpo, pero rebotan en la cabeza sin que sepas, de dónde puede haber venido su eco a zumbar en tu cerebro. También hay golpes que se los da uno mismo con cierta inercia torpe y masoquista... Pero es esa, una mutilación voluntaria, inevitable e imprescindible.
Tuesday, May 23, 2006
En un segundo
A veces el tiempo se estrella contra la quietud de los colores, contra el plácido silencio de la luz… Entonces se deshabitan las cuadrículas (ligero desorden en todos los andenes de las viejas rutinas).
2 comments:
Y asoman espectros de colores deformando la realidad.
Esos espectros son tambien raiz de la realidad, Ignacio...
Gracias por venir, un saludo.
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