La planta se murió a pesar de haberla cuidado, de haberla regado durante tantos días... murió en cuanto le acerqué mi dedo a su corola y abrió su enorme boca para devorarme... Como le había pasado a mi perro y a mi gato...
Así fué como descubrí que ella era carnívora... y yo... sin duda alguna... venenosa.
3 comments:
Por eso dicen que no hay sorpresas sino sorprendidos... Saludos.
Cierto, hormiguita... Posiblemente cuanto más vivos, más sorprendidos.
Un saludo.
Muy ingenioso.
Me tienes aquí enganchada leyéndote.
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